Los relatos de pandemia de Jackie Saad

 

Fuente: Archivo del artista
Y de la caja de Pandora salieron las pestes, pero también emergió la esperanza, y a su lado, o tal vez como la más sobresaliente de sus hijas: la creatividad. Esa que de tantas y tantas a sacado a la humanidad, haciendo emerger de la hecatombe el brillo, la audacia, y obras en el área del arte y el diseño a las que les hemos rendido culto por mucho, mucho tiempo…

Jackie Saad se refiere a sus piezas como: “Muñecos, Muñecas y Muñeques” en un tono algo naif, revelando al público lo que ha hecho últimamente; que ciertamente no es en nada distinto a su quehacer de siempre: crear. Hoy, dándose la libertad rotunda de la creación artística, en unas circunstancias donde su habilidad de interpretar de manera distinta cada material, ha cobrado la valía del consuelo en la tristeza, la historia en el silencio: la libertad en el encierro.

Haciendo uso de la curiosidad infantil que confío no pierda jamás, sumergiéndose en los vestigios materiales de su propia historia, como exitoso diseñador y productor de eventos y arquitectura efímera con énfasis en moda. Jack configura anatomías andróginas de estirpe popular que en cada palmo de su extensión van proponiendo una triple narrativa: estética, anecdótica y material. Generando un híbrido elocuente no solo a estas nuevas cotidianidades que generó el aislamiento obligatorio, por cuenta del COVID-19, sino formulando una lectura onírica de oficios cuyas vocaciones se transformaron o se potenciaron en tales circunstancias.

Saad es un gran observador. Saber leer en silencio las características de quien lo rodea es parte angular de su proceso creativo. De hecho, sus desarrollos profesionales han resultado siempre tan seductores, porque tocan al espectador con la facilidad de quien trabaja desde un humanismo práctico, nutrido de una sensibilidad nata, que por unas circunstancias y por otras -entre ellas un hondo respeto por el oficio- no había querido dar este salto a la plástica.

Detalle de una obra.

Hay muchos quienes ven al arte plástico y a la moda como dos mundos casi opuestos. Por lo menos, quienes no se han permitido ver las innumerables y amorosas citas que han cumplido y cumplen este par a lo largo y ancho de la historia. Sino ¿Qué hubiera sido de Yves Saint Laurent sin una obra de Mondrian? ¿Qué sería la obra de Eugenio Recuenco sin los editoriales de moda? ¿Qué sería de Warhol sin Taylor?... Hay tantos y tantos ejemplos que resultaría infinito enumerarlos. Un asunto respecto al cual ya ha reflexionado muchas veces el filósofo francés Gilles Lipovetsky, quien desde su tratado de la posmodernidad nos habla de esas fronteras diluidas entre arte y moda, que en la hipermodernidad nos muestran sinergias como la que en esta oportunidad propone Jackie Saad. Un colectivo de piezas gestadas desde la moda, amantadas por el arte y acunadas en esta, su ópera prima en la quinta feria siete cinco, liderada por Elsa Piñeres en Barranquilla.

Escena que me lleva a estos renglones con la admiración que tengo por la honestidad y el arrojo, reflejados por esta serie de ensambles escultóricos, fungiendo como retratos de una realidad emocionalmente compleja, sin renunciar a la belleza como recurso. Una belleza que enaltece lo industrial, lo cotidiano y lo naif, a través del material reciclado como herramienta, abriéndole la puerta al espectador a una experiencia artística refrescante, a los Relatos de Pandemia de Jackie Saad.

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