El Momento del Monumento: el momento de Barranquilla.

Por: María del Pilar Rodríguez
Investigadora, curadora de arte, escritora.

Barranquilla, esa ciudad que hoy todos aplauden en Colombia, esa misma que me vió nacer y que hoy mira hacia su memoria y su pasado con orgullo, consciente de que el futuro está también en exaltar el origen.


Yo, en el balcón donde mi abuela tomaba el café.
El primer recuerdo que tengo de la infancia es ver a mi abuela cantando el himno de Barranquilla al unísono del Radioperiódico Informando, con una taza de café Almendra Tropical en la mano, mientras en el balcón sus ojos se perdían en el horizonte, buscando ese río con vocación de mar…


Marcos Pérez Caicedo exclamaba: “A Barranquilla se la llevó pindanga” y mi abue atendía con reverencia de sermón pascual. Una imagen que, junto a mis paseos por el Suri Salcedo, el Tuti Fruti del Hotel El Prado y las arepas de la Torcoroma, hacen parte de lo que es en mi alma el primer retrato de esa tierra de tajamar que me vio nacer.

“Savia joven del árbol nacional”, una ciudad de aluvión -como lo decía García Márquez- donde nos enseñaron que el progreso era directriz y la novedad, emoción… Crecimos aprendiendo a sobre el yunque martillar, porque para construir y transformar nos criaron. Barranquilla: la urbe caribe por excelencia, con ímpetu desbordado, nacida como territorio de libres de la mente globalizada de una pléyade de inmigrantes, que se soñaron a la barranca más chiquita, como la puerta de oro que un día llegó a ser.
Sin embargo, las décadas pasaron y la jovencita ha crecido y desde sus primeras calles hasta sus límites actuales, van ya varias leguas. Un tiempo que parece a veces poco para una de las hoy, ciudades ejemplo en Colombia.

El Grupo Conservar trabajando en
el monumento a Esthercita Forero.
Vimos escribir a García Márquez, pintar a Obregón, Figurita, Loochkart, Barrios y Mejía; bailamos al Joe Arroyo, a Pacho Galán, a Lucho Bermúdez, a Shakira, a Chelito, al Checo Acosta y a Juventino Ojito. Aplaudimos a Amira de la Rosa, a Sonia Osorio y a Gloria Peña. Inspiramos a Álvaro Cepeda, a Nereo López, a Samuel D. Tcherassi y a Alfonso Fuenmayor… Nos enamoramos de Meira Delmar, Marvel Moreno, Esthercita Forero y Amalín de Hazbún. Tejimos la historia de nuestra historia, de manera intuitiva -muy a nuestro estilo desabrochado-, sin demasiadas pretensiones, casi al borde del olvido…

Un camino sinuoso de espaldas a eso que nos hace tan particulares… A eso mismo que nos ha legado tanto… En un afán desbocado de hacer crecer el edificio llegamos al punto de desdeñar los cimientos, como si eso de lo que nos enorgullecemos de tanto en tanto, cayena en mano, hubiese sido producto de la suerte y no del trabajo, de hombres como Parrish y Rosado, que se soñaron lo que hoy habitamos.

Barranquilla está lejos de la perfección, y aún le resta mucho que aprender, sobre todo de aquellos que hace ya doscientos seis años visionaron estas calles, las mismas donde su memoria se nos recuerda en forma de monumento y homenaje, pero sobre todo en calidad de tesoro: porque solo aquel que reconoce de dónde viene, sabe realmente para dónde va.

Por ello, en un acto más que nostálgico: visionario, la alcaldía de Alejandro Char en Barranquilla, con Juan José Jaramillo en la Secretaría de Cultura, Patrimonio y Turismo, el arquitecto Luis García Pacheco como director de patrimonio, junto al Grupo Conservar, se dieron hace dos años a la aventura de un proyecto de inventario, exaltación y preservación del patrimonio mueble del espacio público local, bajo el lúcido nombre de: El momento del Monumento. El ahora del pasado, el aplauso del origen, la exaltación de la matriz. Un digno acto de quienes realmente creen en el futuro.

Salim Osta del grupo Conservar, Luis García Coordinador de patrimonio 2019
Juan José Jaramillo Secretario de Cultura 2019 y Carlos Montoya asesor Secretaría de cultura 2019
Alcaldía de Barranquilla
Cada escultura, busto y placa es la narrativa invaluable de un sentir, de la memorabilia de la arenosa: un punto de inflexión en su trasegar histórico, desde los fundadores hasta los orgullos actuales, entre el cóndor de Obregón y las glorias de Rentería.

Identificar, investigar, valorar, restaurar y conservar, son los cinco pasos maestros que el Grupo Conservar, -con casi dos décadas de exitosa experiencia nacional en la materia- ha emprendido alrededor de cada uno de estos bienes materiales que “representan un mensaje testimonial y documental del desarrollo social e histórico de la ciudad, como elemento para recuperar y fortalecer nuestra memoria” como asegura Salim Osta Lefranc, director del equipo de profesionales a cargo de este proyecto.

Publicación realizada al respecto por
la Alcaldía de Barranquilla y el Grupo Conservar
en diciembre de 2019
 Labor, con miras a declarar este conjunto de bienes muebles como Bienes de Interés Cultural, gracias a que sin duda su naturaleza es congruente con lo que en este sentido reza la ley colombiana: : “(…) bienes materiales de naturaleza mueble e inmueble a los que se les atribuye, entre otros, especial interés histórico, artístico, científico, estético o simbólico en ámbitos como el plástico, arquitectónico, urbano, arqueológico, lingüístico, sonoro, musical, audiovisual, fílmico, testimonial, documental, literario, bibliográfico, museológico o antropológico (…)” 
El Grupo Conservar trabajando en 
el monumento a la Cumbia.

Una colección de inspiradores ingenios de origen nacional e internacional al servicio del orgullo del transeúnte barranquillero que navega entre el homenaje a la cumbia en Siete Bocas y la efigie del libertador en el Paseo Bolívar, solo para que su alma en una tarde de diciembre -de esas de brisas locas- pueda entender las palabras de Meira del Mar cuando decía que esta ciudad tiene…
Un nombre para decirlo
en medio de la sonrisa,
enamorados los ojos
y el corazón: ¡Barranquilla! (…)”

*Texto publicado en el prólogo del Inventario y valoración del patrimonio mueble en espacio público de Barranquilla 2019

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