FOTOGRAFÍA ARTÍSTICA: Memoria emocional de nuestro tiempo.

POR: María del Pilar Rodríguez
Curadora de arte plástico y fotografía / Escritora / *Gabitera

EL ARTE, QUIEN DETERMINA QUE ES ARTE Y EL QUEHACER CURATORIAL.

En medio de la curaduría, ganadores
convocatoria de portafolios
Revista Enfoque Visual 2016
Hablar del término arte ha sido desde siempre centro de controversias múltiples, llegando incluso a puntos en los cuales se ha alcanzado a cuestionar su existencia, y por supuesto, en consecuencia, también se ha puesto en tela de juicio la validez de toda la institucionalidad, profesiones y oficios que alrededor de él se desarrollan.

Fenómeno que resucita cada tanto gracias a un teórico o un artista que con el objetivo ante todo de remover la escena y cobrar un protagonismo individual, vuelve a poner sobre la mesa el mustio debate que la historia finalmente apaga. Pues contra vientos, editoriales, entrevistas, documentales y mareas; el arte sigue y seguirá existiendo, mientras el ser humano continúe teniendo la necesidad de dejar plasmadas sus emociones y percepciones por medio de acciones que le permitan transmitir tal visión, a otros seres de su misma especie.

¿Cómo se determina si ésta ó aquella intención de comunicar una emoción es o no arte? Esa es una tarea que lejos de estar circunscrita a una u otra autoridad, es un ejercicio que cada individuo -indistintamente de su formación ó condición- está en capacidad de realizar.

Al contrario de lo que muchos han declarado, soy de las que piensa que cualquier persona está en capacidad de identificar una obra de arte; de la misma manera como es capaz de detectar las cualidades de un sinfín de actividades humanas. La única diferencia la ha hecho el medio del arte, que ha insistido históricamente -y cada vez con mayor obstinación- en otorgar el estatus de “determinadores artísticos” a unos pocos, que como una especie de iluminados señalan que es y que no es arte.

Pero entonces: ¿Qué es arte?... Hay infinidad de definiciones, de las cuales  yo no soy la más conocedora. Sin embargo, tras 19 años de experiencia y más que eso, de devoción curatorial, considero, que las líneas que con mayor claridad nos llevan a deducir de forma sencilla que es arte, son las que nos comparte en el libro: “De lo espiritual en el arte” Kandinsky, haciendo referencia al artista…

“El artista es la mano que, por esta o aquella tecla, hace vibrar adecuadamente el alma humana.”. Vocablos, que a su vez nos hacen inferir el arte como esa creación que hace vibrar el alma humana.

¡Todos los individuos somos capaces de identificar que nos hace vibrar! Por tanto, todos somos capaces de identificar esas creaciones que pueden ser llamadas arte. Premisa a partir de la cual aparece otro cuestionamiento: ¿Entonces cuál es el papel de los curadores de arte?

Teniendo claro que la creación artística es realizada para todos los seres humanos y no para un puñado de especialistas, es bastante simple dar una respuesta.

Con los curadores pasa lo mismo que con otros especialistas del conocimiento. No somos más que estudiosos del fenómeno artístico que profundizamos en el origen, desarrollo e impacto de la obra de arte. Y como resultante de esas investigaciones, indagaciones y análisis, desarrollamos actividades que apoyan la potencialización, así como la ampliación -mediante diversas herramientas como textos, curadurías, libros, visitas guiadas, entre otras- del espectro comunicacional de las propuestas artísticas.

Procesos perceptivos, investigativos y lúdicos en el marco de las cuales, con frecuencia logramos identificar aquellas obras que logran tocar con mayor fuerza y pluralidad la sensibilidad humana. Piezas, que están más cerca de lograr esa aspiración máxima de la obra de arte:  ser universal, que no es más que lograr tocar la sensibilidad de una gran masa de personas de diversa índole.

Curaduría Mitad Ángeles Mitad Demonios de Mauricio Vélez,
Museo histórico de Cartagena  2012
Misión laboral al que cada curador -por la naturaleza altamente emocional del oficio mismo- le da un caris personal, enfatizando en una u otro perfil de obras. Fenómeno muy enriquecedor en la medida que no se pierda la directriz de trabajar siempre en pro de fortalecer los vasos comunicantes entre el público y la obra de arte. Porque aunque a veces lo olvidemos – y como lo precisa la declaración de los derechos humanos – la cultura y dentro de ella, el acceso al arte, es un derecho.

EL ARTE, MEMORIA EMOCIONAL DE SU TIEMPO

Gabriel García Márquez por Mauricio Vélez
La historia se escribe todos los días. Sí, aunque a la velocidad en la que vivimos en la contemporaneidad con poca frecuencia nos detengamos a pensarlo; lo que está sucediendo aquí y ahora, más adelante será parte de la historia. Cuya valía al futuro dependerá de los intereses de generaciones venideras; pues en medio del sin número de mecanismos para registrar información con los que contamos hoy día, sin duda lo que va a haber son fuentes de consulta sobre ese pasado que hoy luce como presente.

Pasará con las humanos que nos sobrevivan o que nazcan mucho después de nosotros, que nos estudiarán tal cual nosotros estudiamos los libros escolares para tratar de entender el trasegar del género humano sobre este planeta. Búsquedas que, por supuesto tienen y tendrán cada día más diferencias técnicas, pero que conservarán algo muy interesante en común, un fiel compañero, siempre en paralelo: el arte.

Aun cuando nuestras formas de conocer la historia distan mucho de los recursos con los que se contaba en el renacimiento, la humanidad sigue volviendo sus sentidos con asombro y admiración hacia las obras de arte que nos legó esta época. Porque indistintamente de la prodigiosa evolución de los recursos tecnológicos, la sensibilidad humana sigue inmutable y siempre se sentirá atraída por eso que lo une a los seres de todas las épocas (desde lo rupestre a lo contemporáneo): la emoción.

Ese intangible que comunican de manera exquisita las obras de arte, que más allá del anecdotario y los episodios históricos en el marco de las cuales fueron creadas, nos extienden un legado atemporal, inmensamente valioso y exquisitamente humanista: son memoria emocional de su tiempo. Premisa que confirma cada espectador de este siglo que se siente conmovido ante las pinturas de las cuevas de Altamira.

LA FOTOGRAFÍA ARTÍSTICA: MEDIO, A LA ALTURA DE ESTE TIEMPO.

Y así como cada época a privilegiado uno u otro lenguaje o técnica estética para transmitir las emociones correspondientes a las inquietudes de los artistas de cada sociedad. Hoy, aunque estamos en un momento donde diversos factores favorecen la hibridación y multiplicación de creación y difusión de medios para creación artística; la fotografía es el medio llamado a cobrar protagonismo en la escena artística actual, por ser en el aquí y el ahora el más universal de los lenguajes. Conocido y usado por millones de individuos en el globo, como un mecanismo comunicacional privilegiado.

Escenario, donde el reto para el fotógrafo artístico o el artista que trabaja con fotografía, cobra dos rostros: por un lado, le ofrece un público proclive y cercano al lenguaje fotográfico, al tiempo que sobre saturado de imágenes. Contexto en donde el llegar a ese “tocar el alma humana” del que hablaba Kandinsky, es un reto de enormes proporciones. Diatriba que ha traído consigo los más titánicos esfuerzos, generando resultados fotográficos tan fatuos como excepcionales, siendo el momento de la peor y la mejor fotografía en la historia del hombre.

POETAS DE LA IMAGEN, “VERNES” DEL LENTE.

Memorias de encuentros con los fotógrafos colombianos:
 Ruven Afanador, Jorge Gamboa y Erika Diettes
No paro de sorprenderme, cada día cuando recibo un dossier fotográfico interesante, entrevisto o investigo a un fotógrafo mayúsculo para el especial de edición o la sección Arte y fotografía de la revista Enfoque visual, no dejo de impactarme, de gozarme el privilegio de sumergirme en la emoción humana a través de la buena fotografía artística.

Cada imagen que es capaz de tocar una fibra interna más allá de las palabras es un camino para adentrarse en una realidad paralela, en donde todos es posible como es el caso del trabajo de Eugenio Recuenco.


Fotografía de Eugenio Recuenco
Jaime Garzón por Carlos Duque
Obra de Efrén Isaza
Trabajos artísticos desarrollados a través de la imagen que nos permiten experimentar diversas emociones, gracias a un coctel onírico que entre lo técnico, lo histórico, lo estético y lo audaz nos llevan desde  la sofisticación popular y el gusto por lo vernáculo que presenta la obra de Efrén Isaza, hasta las orillas nacionales del alma del poder y el poder del alma en los retratos inconfundibles de Carlos Duque, cuya taxonomía de los poderosos invita a la reflexión, que se hace profunda y diáfana en la fotografía espiritual de un Jorge Gamboa que no conoce fronteras para reafirmar en cada individuo la valía de lo esencial.


Fotografía de Oliviero Toscani 
Interior, donde nos cohabita una luz y una oscuridad -tal cual la que hace posible la fotografía- que es a su vez una condición espiritual del ser, que Mauricio Vélez inmortaliza en cada una de sus series que, del ángel al demonio, nos llevan por su sintaxis visual. 

Formas de ver y recrear el mundo en un encuadre donde también hay un espacio destinado a la oscuridad, que desfila en desparpajado desbande en el vocabulario óptico de Hernando Botero en tierras colombianas, al unísono del siniestro de siniestros, el ibérico: Alberto García- Alix; quien insinuante y voyeur, nos deja un leve sabor a ironía en la garganta que en Oliviero Toscani explota descarado, en policroma y multicultural fuerza, mostrando de frente esa raza humana, cuya alma latinoamericanamente inspiradora conocemos fotográficamente de manera primigenia gracias a Martín Chambi. Uno de los padres de ese saber tocar el alma con la fotografía que, como nos ha enseñado Ruven Afanador, no es más que un espejo. Un juego de retratados en donde nos vemos reflejados porque aún separados por condiciones geográficas y sociales, estamos indeleblemente unidos por ese sentir que nos distingue como especie.

Una especie humana que no podrá ser revisada por los que vienen sin tomarse el trabajo de estudiar el trabajo de Sebastiao Salgado, Mario Testino, Graciela Iturbide, Fernell Franco, David Lachapelle, Annie Leivobitz, Cindy Sherman, entre un sin número de creadores -entre anónimos y muy conocidos- que día a día en la era de la imagen, trabajan para seguirle dando la razón a Kandinsky con cada fotografía, que los espectadores confirmaran con su alma son, obras de arte.


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