FOTOGRAFÍA COLOMBIANA: ENTRE LA IMITACIÓN Y LA CREACIÓN.


 La fotografía es el medio documental y artístico privilegiado por los medios de difusión virtual y audiovisual, la tecnología nos permite tener a nuestro alcance casi cualquier fotografía del planeta, estudiar, analizar y disfrutar del trabajo de millones de fotógrafos en el globo, desde los más renombrados hasta neófitos. Ejercicio de exploración que sin duda puede llegar a ser un gran alimento para el fotógrafo y su creación, mostrándole los caminos que ya han sido explorados por otros, generando el desarrollo de nuevas ideas… Sin embargo en la escena colombiana y más concretamente en la fotografía que vemos en muchas campañas publicitarias de distinta índole –y también de manera lamentable en algunas salas de exhibición- observamos como este ejercicio de ver lo que otros están haciendo, es más una fuente “para fusilar” para burdamente copiar, que para nutrir las propuestas.

Y no, no se trata de que tenga algo en contra del re - made, de hecho en la contemporaneidad todo de alguna manera lo es, pues esa es precisamente la dinámica creativa de la post - modernidad, propuestas que nacen de la fusión de sensaciones, ideas y contenidos que vienen de muchísimas fuentes; pero la gran diferencia entre el re - made y la vulgar copia, es que la primera acepta que se está apropiando de un concepto de otro creador, pero además es un trabajo que debe comunicar el pensamiento del autor, debe ser una relectura onírica de la propuesta original, renovándola ante los sentidos del espectador.

¿Y por qué llegar a este tema?, porque es necesario hacer un llamado de atención a los medios de comunicación para que remplacen la copia por la propuesta, para que el público deje de consumir lo éticamente incorrecto y comience a exigir lo estéticamente correcto; pero sobre todo trato este tema porque hay esperanza… Frente a esta copia sistemática irresponsable de imágenes ya desarrolladas por grandes fotógrafos del mundo, publicadas en las portadas y en las páginas de revistas, libros y variedad de publicaciones; Colombia también demuestra que puede llegar a generar creaciones fotográficas de altísimas calidades pero que además proponen en lo estético y en lo sensible, a nivel global, capitalizando algo que ha despreciado por décadas la sociedad colombiana: Lo propio, lo vernáculo; ese savouir faire que tiene nuestra tierra, nuestra idiosincrasia con todos sus bemoles…

Ejemplo de ello es sin duda Ruven Afanador. Creador colombiano que aunque ha hecho la totalidad de su exitosa carrera fuera de nuestra latitud geográfica, es el mejor ejemplo de la configuración de una estética propia a partir de una relectura del mundo desde lo auténtico, lo autóctono.

Como el mismo lo declara y como su trabajo lo confirma, la columna vertebral conceptual y sensible de su propuesta nace en su natal Bucaramanga y más concretamente de las mujeres de su entorno y su carácter recio y decidido, en contraste con el encuentro con el flamenco, fórmula que en la mente de Afanador teje una estética claramente femenina habitada por una fuerza emocional avasallante, exaltada en entornos que resaltan la presencia humana llevada a expresiones retadoras que a su vez son resaltadas mediante distintas herramientas -la mayoría de las veces no escenográficas-: maquillaje, poses e incluso atavíos que favorecen una comunicación contundente y hacen imposible escapar de la mirada de cada personaje retratado.

Y es que hablar de lo vernáculo, no es solamente hablar de paisajes, de conflicto, de imágenes de guerra, de imágenes históricas ó folklóricas –aunque todo esto es absolutamente válido- lo propio son también las emociones, sensaciones e ideas que nos comunica nuestro entorno día a día. Es entrenar la mirada para descubrir y capturar lo excepcional en medio de lo cotidiano, es permitirnos descubrir lo excepcional en lo que tenemos al alcance de la mano, porque solo así podremos decidir un camino creativo verdaderamente valioso, pues aunque existen millones de caminos para el desarrollo de buenas propuestas fotográficas en el ámbito de lo documental y lo artístico, es lógico que empecemos por conocer los caminos cercanos y así sea cual sea el tema, entorno o estética seleccionada estará construida bajo la certeza de que no dejamos pasar las oportunidades de creación inmediatas por imitaciones distantes.

La literatura, la pintura, la música y el cine colombiano ya han demostrado su amplísimo espectro de comunicación con el mundo mediante propuestas que se nutren esencialmente de lo local, volviéndose con ello más globales, de hecho en muchos casos absolutamente universales, es el turno de la fotografía de cumplir este cometido, uniendo al nombre de Afanador otras muchas propuestas.

Fotógrafo colombiano, toma tu cámara y obtura con la fuerza de tú identidad. ¡Es tú momento!


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