Echar por tierra de Eduard Moreno.

Columna de opinión curatorial de la exposición en NC ARTE

POR: MARÍA DEL PILAR RODRÍGUEZ
Curadora de Arte
TWITTER: @mapyrosa

El 29 de Junio de 2013 cumplí dos semanas de estar en Bogotá y muchas de las horas que ahí estuve las invertí en recorrer varias de las exposiciones que había por ésos días en la ciudad –incluyendo por cierto obras de artistas que he curado anteriormente- y lo cierto es que mis sentidos en ese recorrido no fueron conmovidos más allá de reconocer una buena técnica en algunos casos y uno que otro acierto conceptual.

Sin embargo, para fortuna de mis sentidos –y para la esperanza del espectador capitalino- NC Arte abrió sus puertas a las 11 en punto  de esa mañana a una resurrección del sentido de la estética con una muestra que centímetro a centímetro nos recuerda el milagro que es el arte, esa creación material que tiene la posibilidad de comunicarnos ideas, más aún, hacernos sentir.

La experiencia de ésta exposición denominada: “Echar por tierra” de Eduard Moreno ha sido para mí un ritual de reconciliación; de reencuentro con el placer de acercarse a una obra técnicamente impecable, acuciosa, que respira la memoria de la seria investigación que le dio origen así como el compromiso ético y estético del artista y su honda preocupación de hacer una denuncia responsable sin llegar al panfleto.
Dibujo mecánico hecho sobre papel carbón realizado con una paciencia perfeccionista de filigrana nos enfrenta a los rostros negroides ataviados con las bateas de minería artesanal sobre la cabeza; rostros de una población que poco ó nunca observamos de frente y de manera tan honesta como en ésta  serie de fotogramas. Cinematografía de nuestro “obscuro” progreso de explotación minera de cara a las regalías y más de una vez de espaldas al raizal.

En medio de las columnas de concreto a la vista en consonancia con las escaleras industriales de metal –identidad arquitectónica de NC Arte- se erigen dos estructuras transportadoras –símil de las usadas en el transporte del carbón- que trasladan otras intervenciones en papel carbón: dibujos cartográficos antiguos. Siendo con ello ahora el carbón el que crea una lectura del territorio, antagónico a la ley natural de la tierra que crea en su matriz el carbón.

Al fondo y en la misma técnica, una composición de tiras del mismo papel intervenido nos enfrenta a una lectura histórica de la explotación carbonífera, desde el artesanado campesino hasta los gigantescos cráteres generados por las magnas infraestructuras de explotación, rompiendo las entrañas de una tierra que arde con la exhalación de sus estertores como memoria de la riqueza y el dolor de un pueblo.

En el segundo nivel de la galería se ingresa a otra dimensión de las inquietudes del artista, no porque varíen los motivos si no la técnica, de hecho se recrudece sensorialmente el tono de la denuncia.

Tres telas bordadas mecánicamente –sin abandonar la delicadeza- nos recuerdan los bordados de honor militar y/ó realeza, ahora como una memoria del artesano en el olvido como pieza de exhibición que más tarde  -en la siguiente obra- es el portador de la gorra roja sumido en el mundo de los escarabajos, de los que escarban entre la natura y la anti-natura, generando un efecto en el espectador que se debate entre rechazo y sorpresa.

Finaliza el recorrido con una proyección que nos obliga a la doble lectura entre la promesa del progreso con la proyección del trayecto del Apolo 9 –en un proyector de época-  en contraste a la memoria en video de las explosiones que se realizan en los territorios previo a los procesos industriales de explotación minera en territorio colombiano. Una obra que abre la clara pregunta: ¿Es esto realmente progreso?... Progreso dibujado con el carbón que se arranca de las entrañas desde el artesanado vernáculo señalado hasta la multinacional foránea enaltecida.

Y tras ésta experiencia – exposición, el sabor de mis sentidos cambia gracias a una excelente curaduría que se comunica abiertamente con el público operando exquisitamente como articulador entre creador y co-creador, generando herramientas comunicacionales tan gratas como un texto curatorial diáfano, Ilustrativo y de impecable factura.


Finalizo el presente acercamiento escrito a esta muestra artística que se extenderá hasta mediados de Agosto, aceptando que aunque soy proclive a escribir cartas de amor, ciertamente hace mucho no visitaba una exposición que me invitara como esta a escribir una.

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